Lo más importante en nuestra forma de trabajar, es nuestra disposición ante el acontecer diario, siempre atenta, flexible y  tierna. Donde el espacio permite el movimiento del niño, con total confianza. 

Un hogar donde los niños puedan tomarse el tiempo que necesiten para sus importantes quehaceres  diarios, tiempo para comer y ser nutridos sin prisas, jugar y aprender jugando… Un tiempo con un ritmo vivo y flexible. 

Un hogar donde el juego libre es la actividad más importante, donde tienen materiales nobles, para una estimulación sana de sus sentidos a través de la naturaleza, con elementos de juego que estimulan la actividad creativa y sensorial del niño: el tacto, el movimiento, el equilibrio… 

Nadie mejor que ellos sabe qué necesitan en cada momento. La madre de día está atenta, y en una actitud de respetuosa observación, para favorecer y procurar lo necesario en esta importantísima labor que es jugar y aprender. 

Los guiamos para que sean niños autónomos, que se valgan por sí mismo en las labores diarias, como vestirse, comer… dándoles el tiempo necesario, para que experimenten hasta conseguirlo por sí mismos. 

La labor de una madre de día, es atender el devenir de la vida, con sumo respeto y cuidado, estableciendo vínculos amorosos y sanos con cada ser humano que viene a nuestros brazos.

Y todo esto con una atención totalmente personalizada, ya que tiene plazas limitadas a 4/5 niños y niñas.